Con todo lo extrovertida que suelo ser, lo que realmente apasiona mi corazón en cuanto a gustos y placeres pocos lo conocen. Suelo criticar todo y a todos y aunque en público tiendo a cuestionar hasta lo incuestionable, en la soledad de mi hogar, disfruto lo mismo que cualquier otro simple y común mortal. No es hipocresía o doble cara, sólo que creo que mis gustos personales, al igual que mis preferencias políticas o prácticas religiosas deben mantenerse alejados de la vida pública.
Sin embargo, llega el momento en que las dudas acerca de cómo soy realmente se convierten en una constante por parte de mis naturalmente inquisidores alumnos, detractores, seguidores y otros varios que piensan que hace años me arranqué el corazón en aras de la supervivencia emocional y salud mental.
Antes de adentrarme en la exploración de este infinito mar de placeres escondidos, tengo que hacer tres confesiones personales. Primera y sorpresiva para muchos, no me arranqué el corazón, todavía lo tengo. Eso sí, muy bien adiestrado, años de práctica lo han llevado a ser un excelente actor, hasta hace “el muertito”, también sabe desaparecer en escena o cubrirse de hielo. Pero late con la misma fuerza de cuando tenía 15 años (aunque muchos piensen que nací sin él). Segunda, soy católica y guadalupana. Sí, ya sé que es de risa. La mayor crítica de la Iglesia, religión y manifestaciones públicas de fe, es creyente, practicante y, a veces, hasta va a misa. Aunque en mis últimos años, he mantenido un romance intermitente con el agnosticismo. Tercera y tal vez la que más comentarios sarcásticos va a despertar, soy priísta, medio de closet porque de repente me da penita que alguien me pueda descubrir, pero soy admiradora del régimen que por 70 años nos mantuvo en paz social y deseo y pido todos los días porque regrese a nuestro país. No me importa lo que opinen los demás. Hechas estas tres confesiones, paso a lo que sigue.
Siendo el cine mi primer y más constante amor, tengo la obligación moral de mencionar en primer lugar mis tres películas favoritas. Podría mencionar 100, pero por límites de tiempo y espacio, me voy a contener y reduciré las listas a sólo tres. Por la belleza de la música, imágenes y la manera en que aborda el amor eterno, el destino, la pasión desenfrenada y por como estremece mi ser, EL VIOLÍN ROJO. En segundo lugar y únicamente porque cada vez que la veo me pone de buen humor, CORAZÓN DE CABALLERO. Tercera, aunque la más impactante porque la vi siendo pequeña y porque puso frente a mí la maldad incomprensible que puede existir en algunos seres humanos, FLORES EN EL ÁTICO. ¿
Infantiles? Por supuesto, ¡me encantan! Sobre todo con las que lloro como Magdalena. Mis primeros llantos cinematográficos se derramaron gracias a BAMBI, la escena donde muere su madre es imborrable de mi memoria. Ya más grandecita vi ET y me cautivó. La mayor cantidad de lágrimas cinematográficas las he derramado gracias a este muñeco. Cada vez que muere (incontables veces porque la veo tan seguido como puedo), lloro y lloro y vuelvo a llorar. Aun ahora con todos mis años, sigo llorando en la misma escena. No me importa si luego resucita, sigo llorando. La tercera, KUNG FU PANDA , con la que no lloro mucho, pero me enternece como nada en el mundo porque el protagonista me recuerda a alguien muy cercano y muy querido.
¿De música y baile? NOCHES BLANCAS específicamente la escena del solo que Baryshnikov hace de Balanchine en el Bolsoi es magistral, apasionante, de poner la carne de gallina. Creo que no tengo que explicar la segunda, FLASHDANCE, me gana la adolescente que llevo dentro y que me niego a abandonar. Incluso en algún momento intenté (sin éxito) aprender a bailar como la sufrida y talentosa obrera. La tercera, tiene que ser OLD THAT JAZZ, esa maravillosa metáfora sobre la aceptación inminente de la muerte, marcó mi forma de apreciar el cine.
Los finales favoritos que, por supuesto, no pueden ser finales felices y por eso me encantan, CASABLANCA, ESPLENDOR EN LA HIERBA Y AMORES PERROS. Mis películas mexicanas de cabecera: LA LEY DE HERODES (como México no hay dos), ESTA NOCHE HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO (la de blanco y negro, no el churro que hicieron en años recientes) y no podía faltar la de Pedro Infante (sí, también me gustan) EL MIL AMORES.
Claro que me encantaría seguir escribiendo de mis gustos del cine, pero también debo mencionar a la televisión. Soy realmente fanática de los clásicos EXPEDIENTES SECRETOS X, LA LEY Y EL ORDEN UVE y CRIMINAL MINDS, años y años, temporada tras temporada de seguirlas fielmente. En los últimos años mis gustos se han expandido porque gracias a las plataformas digitales como Netflix, puedo recorrer y disfrutar todos los géneros de cualquier parte del mundo.
CAFÉ TACUBA Y RAÚL ORNELAS son mis favoritos aunque no es ningún secreto que disfruto enormemente la mayoría de los géneros musicales que existen en el mundo. La música amansa las fieras y soy un vivo ejemplo de ello. Amo la música. Para todo momento de mi existencia tengo un fondo musical, un tema que me recuerde algo o alguien. Trato de acompañar cada estado de ánimo, cada minuto, con música.
¿Qué leo? Todo lo que puedo aunque no tanto como quiero. Desearía ser más disciplinada para leer más. Los libros son los mejores amigos y he sido ingrata con ellos. EL LOBO ESTEPARIO de Herman Hesse, EL TÚNEL de Ernesto Sábato y todos los poemas de WALT WHITMAN. Claro que hay excelentes escritores contemporáneos que también disfruto y bastante, pero tengo debilidad por los mencionados.
¿Mis placeres ocultos? Esto es fácil JEFFREY DEAN MORGAN, GREGORY HOUSE y MIGUEL BOSÉ . De una u otra forma, los tres me vuelven loca. El actor, me gusta, me gusta, me gusta, es físicamente mi tipo ideal y un chico malo. El personaje de House es perverso, malvado, horrendo, pero inteligente, coherente e intelectual y enigmáticamente atractivo. El cantante tiene una sonrisa que ha iluminado mi mundo desde hace casi cuatro décadas cuando lo vi por primera vez; me gustan sus canciones, su sensualidad escénica y lo admiro porque su talento para cantar, bailar, dirigir, actuar, escribir, supera cualquier morbo que pueda despertar su vida privada.
En ese orden y sin lugar a dudas, mis actores preferidos JEREMY IRONS, ROBERT DENIRO y ROBERT DOWNEY JR. Mi personaje histórico ELIZABETH I (me hubiera encantado conocerla en persona); el personaje de ficción invaluable, ANA KARENINA; el líder por excelencia, JUAN PABLO II (no tiene nada que ver con que haya sido Papa, aunque gracias a ese rol lo conocí); ¿Alguien que admiré? AYRTON SENNA DA SILVA, me encantaba su forma de correr, no me perdía sus carreras, me divertían sus escándalos, jamás voy a olvidar su carisma, fue doloroso haber visto su muerte en vivo.
Aunque no me caracterizo por practicar deporte alguno, soy tremenda fanática del hockey sobre hielo y el futbol americano. He dejado atrás mi afición por el basquetbol, las carreras de autos, la gimnasia olímpica y el tenis. He logrado abandonar al cigarro, La Guerra de las Galaxias, Salvador Dalí, Sor Juana Inés de la Cruz , el rock pesado, Paco Ignacio Taibo II y a Federico Nietzsche. No sé si sigo amando a los existencialistas y a los poetas malditos, tampoco me decido si me sigue gustando Luis Miguel o lo cambio por Alejandro Fernández. Eso sí, de todos los ballets estoy segura que Coppelia es el que más me gusta y Chopin es mi joya más preciada. Disfruto ver el mundo desde las alturas y soy incapaz de permanecer en lugares pequeños y cerrados. Siento pánico en las multitudes. Me gustan los perros, los osos y los caballos. Colecciono muñecos de peluche y botellas de mezcal. Soy adicta a los horóscopos, el Esoterismo y los juegos de azar.
Me fascinan las joyas aunque no acostumbro usarlas. Soy ferviente defensora de que una mujer jamás tiene suficiente ropa, bolsas, zapatos o pinturas de labios.
No me gusta que los mariachis interrumpan lo mejor de la fiesta y me derrite que me regalen flores. No sé de arte pero El Molino de Rembrandt ejerce una poderosa atracción en mí. Tengo dificultad para procesar la Historia pero me encanta leer sobre las culturas prehispánicas y la mitología de otros países. Aunque se me facilitan los números, jamás traigo un peso en la bolsa, eso de la economía doméstica de plano no es lo mío.
Una última confesión. He nacido siendo esclava de mis pasiones. Soy capaz de amar y odiar con la misma intensidad. Puedo destruir a alguien con una mirada o con una palabra y también con esa misma mirada o palabra salvarles la vida. Defiendo lo mío y a los míos como buena leona. Pienso que la amistad es más valiosa que el dinero. Jamás me he arrepentido de mis decisiones y menos, eludido la responsabilidad de tomarlas. Mi mayor defecto es mi carácter impulsivo y mi mayor cualidad, ser agradecida.
¿A quién le importa todo lo anterior? A nadie en realidad, este es un simple ejercicio de introspección necesario cuando se llega a una etapa en la vida en la que, si volteas hacia tu pasado, te gusta lo que ves y si visualizas tu futuro, también. Es agradable estar en paz y satisfecha con tu vida. Tuve hijos, planté árboles y siempre estoy tratando de terminar de escribir un libro eternamente inconcluso. Termino con una frase que me dio uno de mis maestros favoritos de la prepa y que he tratado de seguir al pie de la letra:
PIENSA COMO QUIERAS PERO VIVE COMO PIENSAS.
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